El tiempo en el retrato
Stavrogin: “En el Apocalipsis, el ángel jura que ya no habrá más tiempo.”
Kirilov: “Lo sé, y es exacto. Es decir, de una manera neta, precisa.
Cuando el hombre haya alcanzado toda la felcidad, ya no habrá tiempo. ¿Para qué se necesitaría?”
Stavrogin: “¿Dónde se metería? ”
Kirilov: “En ninguna parte. El tiempo no es un obejto, sino una idea que se borrará."
(Los endimoniados de Dostoievski 1871-72)
En el libro Esculpir en el tiempo de Andrei Tarkovski se habla del tiempo como una condición vinculada a la existencia de nuestro “yo”. El tiempo es imprescindible por el hombre, para constituirse como tal, para realizarse como individuo. El tiempo es una situación, el elemento que da vida al alma humana. El tiempo y el recuerdo están abiertos el uno para el otro, son como las dos caras de una sola moneda. Está claro pues, que fuera del tiempo tampoco puede haber recuerdo. El recuerdo es un concepto interior.
En este proyecto (2012), hecho con grabado y pintura, he querido profundizar en varios conceptos tales como la infancia (la de mi madre y mi tía), la identidad, el recuerdo, la nostalgia... Pero todas estas ideas y términos se reducen a un único concepto: el tiempo.
Me gusta la idea de poder guardar el tiempo en mi recuerdo, pues es la única manera de retenerlo y no dejarlo marchar, aún sabiendo que llegará un día en el que ya no podré retenerlo más ya que no será necesario.
Es precisamente esto lo que he estado buscando constantemente en este trabajo por medio de una clara nostalgia y , por sorpresa también, de un siniestro misterio, el retorno al pasado, a los recuerdos y al tiempo.
Un tiempo terrenal, finito y un tiempo eterno, infinito. Es igual. El ser humano vive y muere en el tiempo.
Con El tiempo en el retrato me he dado la posibilidad de volver a mi pasado, y conscientemente, he querido hacerlo a través de la infancia de mi madre y de mi tía, jugando con la idea de la identidad.
Aun así, la idea de querer llegar a mi infancia por medio de la de ellas está muy presente en las imágenes presentadas, de manera casi ilustrativa, pues parecen explicar la historia de unos niños.
"Por aquel entonces siempre era fiesta.
Bastaba con salir de casa y cruzar la calle para volvernos locas,
porque todo era tan hermoso, especialmente de noche,
que al volver a casa, rendidas,
todavía esperábamos que ocurriera algo..."
Pequeño fragmento del libro El Bello Verano de Cesare Pavese, que me lleva inevitablemente a pensar en mi madre, en mi tía, su pasado, sus recuerdos. Mi pasado, mis recuerdos. Y así, como un espejo, en las imágenes no veo su reflejo sino el mío.
El tiempo en el retrato (Grabado)